Seguro que en más de una ocasión has escuchado sobre los pagos en tiendas a través del sistema NFC, pero aún podrías no tener una comprensión clara de lo que realmente implica.
La presencia creciente de esta tecnología en el ámbito del comercio es innegable, sin embargo, su aplicabilidad va más allá; incluso puede adaptarse para integrarse con herramientas relacionadas al Internet de las cosas.
La llegada del NFC ha marcado un significativo avance. Como es habitual con cualquier nueva tecnología con potencial para ofrecer amplias posibilidades, aún existen aspectos que requieren mejoras, especialmente en términos de seguridad y protección de datos.
Se están realizando esfuerzos considerables en estos campos para ganarse la confianza de los usuarios.
En esta exploración, desglosaremos en qué consiste exactamente el NFC, cómo opera y en qué sectores del negocio muestra su utilidad.
El mundo del NFC: Una breve introducción
Es muy probable que en tu billetera ya tengas una tarjeta de crédito o débito emitida por tu banco que sea compatible con esta tecnología. Incluso al actualizar tu smartphone, podrías haber incorporado esta función sin prestarle mucha atención. Para ponerlo simple:
El NFC (Near Field Communication, por sus siglas en inglés) es un estándar de transmisión que habilita la comunicación inalámbrica y el intercambio de datos entre dos dispositivos que se encuentran extremadamente próximos entre sí.
Uno de los usos más comunes del NFC es en los pagos sin contacto en los terminales de punto de venta (TPV) que se encuentran en la mayoría de los establecimientos comerciales. Esta tecnología, cuando se combina con otros estándares como Bluetooth o WLAN, agiliza y simplifica el proceso de intercambio de información.
Sumergiéndonos en su funcionamiento
Es importante notar que para utilizar el NFC de manera efectiva, debes estar muy cerca del dispositivo receptor de datos, prácticamente en proximidad (generalmente, a menos de 10 cm de distancia).
Esta limitación es, en realidad, un aspecto de seguridad diseñado para prevenir que hackers se conecten a la transmisión y roben información financiera de los clientes.
El NFC opera en dos modos: pasivo y activo. Mientras que el modo pasivo permite una comunicación unidireccional, con un dispositivo activo transmitiendo y otro recibiendo, el modo activo posibilita una comunicación bidireccional.
Para dar una idea más clara, el modo pasivo es el que encuentras en la mayoría de las tarjetas de débito o crédito actuales.
El NFC es excepcionalmente eficiente, requiriendo tan solo 200 microsegundos para establecer una conexión. No obstante, es posible mejorar la velocidad de transmisión si se combina con Bluetooth.
Otra ventaja es que esta función está integrada en una gran cantidad de smartphones disponibles en el mercado actual. Todos los dispositivos con Android 4.0 o superior son compatibles, y Apple lo implementó a partir del iPhone 6, aunque con ciertas restricciones.
En dispositivos como teléfonos móviles, tablets y otros dispositivos inteligentes con NFC, la tecnología se puede emplear de tres maneras según su implementación:
- Emulación de tarjeta: El usuario selecciona la tarjeta deseada para el pago y acerca su dispositivo al TPV, similar a un pago con tarjeta física.
- Modo de lectura/escritura: El usuario coloca su dispositivo NFC en una terminal que lee y, si es necesario, escribe datos en él.
- Modo Peer-to-peer: Se enfoca en el intercambio de datos entre dos o más dispositivos, permitiendo la colaboración en proyectos conjuntos.
¿Cuándo se usa la tecnología NFC?
En resumen, la tecnología NFC destaca por su configuración rápida y sencilla, y su versatilidad en diversos campos, incluyendo:
- Pagos sin contacto.
- Pagos a través del smartphone.
- Compra de boletos digitales.
- Control de acceso.
- Autenticación de doble factor.
La seguridad detrás del NFC: Riesgos y medidas de protección
Cada avance en el mundo de las nuevas tecnologías demanda un análisis exhaustivo tanto de sus ventajas como de sus vulnerabilidades.
En este sentido, es esencial considerar que el dispositivo receptor de datos del cliente puede ser interceptado por cualquier otro dispositivo externo compatible con NFC. Asimismo, aquellos smartphones o tablets que mantienen constantemente activada la función NFC también pueden ser objetivo de lecturas indeseadas.
El dilema reside en que, si el usuario no toma precauciones con sus dispositivos, se encuentra vulnerable ante posibles ataques de fuentes externas.
El debate en torno a la seguridad de la tecnología NFC
El debate sobre la implementación de esta tecnología se enfoca en los riesgos inherentes y las implicaciones en la protección de datos.
Entre los desafíos destacan la pérdida de tarjetas bancarias y otros dispositivos compatibles con NFC, la lectura no autorizada de datos por terceros y la manipulación de la transmisión de datos durante transacciones «sin contacto».
¿Cómo se habilita la tecnología NFC en mi celular?
La utilización segura del NFC depende tanto de los proveedores de aplicaciones como de las acciones individuales de cada usuario.
Introducir nuevas formas de comunicación para agilizar procesos carece de sentido si el usuario no está bien informado o, aún estando informado, no pone en práctica adecuadamente lo aprendido.
Si deseas adoptar el NFC en tu rutina diaria con confianza, aquí algunas medidas a considerar:
- Guarda tus tarjetas de crédito en fundas protectoras inhibidoras para bloquear interferencias de terceros.
- Revisa diariamente tus movimientos bancarios para detectar anomalías.
- Activa el NFC en tu smartphone solo al momento de pagar y desactívalo cuando concluyas la transacción.
- Mantén tu dispositivo actualizado mediante las actualizaciones del fabricante.
- Utiliza todas las funciones de seguridad disponibles, como códigos PIN, huella dactilar o bloqueo con contraseña.
- Si tus datos bancarios son comprometidos, comunica inmediatamente a tu entidad bancaria para tomar medidas.
El NFC ofrece comodidad, pero la seguridad debe ser prioridad. Al seguir estos consejos, podrás disfrutar de sus ventajas sin poner en riesgo tus datos personales y financieros.
